Sommers con el más alto honor Retira Tomateros su nùmero 18
= Protagonista estelar del histórico título en 1978
= Excelente desempeño de 7 años con Culiacán
= Para Tomateros dos series al hilo en gira
= Entre Mayos, Aguilas y Cañeros, los eliminados
Jorge Luis Telles Salazar
Todos los aficionados al beisbol dicen haber estado en el legendario estadio “Angel Flores” la noche del domingo 29 de enero de 1978, en ocasión del sexto juego de la serie final por el campeonato de la temporada 77-78 de la Liga Mexicana del Pacífico, entre Tomateros de Culiacán y Cañeros de los Mochis. Pues quien sabe donde se ubicarían porque al parque de aquella época apenas y si le cabían 8 mil personas, más cosa de 2 mil que, en esa memorable jornada, se desparramaban atrás de la barda de madera, tan chaparrita que permitía seguir el juego si no a la perfección, si con un buen ángulo visual.
Yo si estaba ahí, en mi condición de cronista deportivo de prensa escrita, cuando prestaba mis servicios al mejor periódico del momento: El Sol de Sinaloa. A mi lado, al pie de la torre de alumbrado cercana a la tercera base, mi amigo Fausto Castaños, que apenas hacía sus pininos en el periodismo deportivo y que hoy ya es un consagrado de la televisión local. Quizás como aficionado común y corriente no habría conseguido boleto, para ese partido; pero mi trabajo me daba acceso no solo al interior, sino a todos los rincones del inmueble.
La historia de ocho años atrás se repetía. También un domingo de enero, se desarrollaba, en el mismo escenario, el sexto duelo de la final entre guindas y esmeraldas, ganada, a la sazón, por los primeros, bajo la dirección de Vinicio García y luego de una gran trifulca en el séptimo inning por una polémica decisión del chaparrito ampáyer Juan Lima, que había puesto al borde del infarto al timonel de los verdes, Benjamín “Papelero” Valenzuela.
Habían transcurrido, entonces, ocho temporadas sin título y la sed por un campeonato era grande entre la fiel y apasionada afición de Culiacán.
La narración del gran señor Agustín D. Valdez – que me la hizo llegar su hijo, mi amigo Mike Mata – me estremece cada vez que la escucho y es un placer, la verdad, oírla en una y otra ocasión. Nadie como don Agustín para la reseña radiofónica del beisbol de la Liga Mexicana del Pacífico.
De regreso al domingo 29 de enero de 1978, el juego llegó cero a cero hasta la novena entrada. Tomás Armas, el lanzador de Culiacán, retiró sin problemas ese noveno inning y cedió el escenario a Bruce Kevin Stanfield, el pitcher de los Cañeros de los Mochis, para el cierre.
Y si Armas se veía extraordinario en su trabajo, Stanfield no era menos. La verdad es que no se veía por donde pudiera venirse una carrera.
Así, en plan imponente, Bruce Kevin ponchó a Ike Hampton (el cuarto bat de los Tomateros) para el out número 25, antes de enfrentarse a un imperturbable Jesús Sommers, que se plantó con firmeza y decisión en la caja de bateo, mientras un fuerte aroma a extra innings se esparcía por el atestado graderío.
Sommers aguantó un balazo por el centro del pentágono y después cuidó un lanzamiento rompiente a la esquina externa. Otro estraick puso las cosas 1-2 y vino el cuarto pitcheo. Una curva afuera a la que Chucho le dio en el mero centro. Lo que salió de su bat fue una línea impresionante por entre left-center, que en cosa de segundos superó la cerca y decretó el campeonato para Culiacán.
Como si nada hubiese pasado, Sommers trotó sobre los senderos, indiferente al delirio de la multitud y recibió, con apenas una leve sonrisa, la felicitación de sus compañeros, que lo esperaban en el pentágono. Así era. Así es él. Parco hasta la exageración.
Culiacán tiene ya once títulos y hay, en esa historia, muchos batazos estelares; pero ninguno que se recuerde con tanta nitidez como ese cuadrangular de Jesús Sommers.
¿A qué viene todo esto?
Sencillamente a que la noche del jueves próximo pasado, en el tercer juego de la serie entre Tomateros de Culiacán y Aguilas de Mexicali, la directiva de la franquicia de casa retiró de su inventario el número 18 utilizado por Chucho Sommers durante su carrera con Tomateros de Culiacán. Eso significa que nunca más, pelotero alguno podrá usar ese 18 en su uniforme, el cual ya tiene un lugar en el fondo del estadio, como algunos otros jugadores que han defendido los colores del club local.
Sommers, por si le interesa, jugó 7 temporadas con Tomateros, lapso en el cual participó en 330 encuentros y en los que bateó 285 hits, entre ellos 15 jonrones, con 115 carreras producidas.
Para un beisbolista, el retiro de su número, es un gran honor. Y en el caso de Sommers, es más que merecido.
Así de fácil.
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Y bien.
Ganar la serie por limpia sobre Aguilas de Mexicali, le permitió a Tomateros de Culiacán, por un lado, volver a la ruta de los triunfos y por otro cargar con un tanque de oxígeno para las dos series consecutivas que jugará fuera de casa. De hecho, la primera de ellas comenzó anoche en Los Mochis y la otra tendrá lugar a partir del martes venidero en la ciudad de Navojoa.
En esta temporada de la LMP, los números de Tomateros marcan una diferencia abismal respecto a los de Cañeros y Mayos; pero esto no garantiza nada. Por el contrario, hará frente a dos equipos heridos de muerte, que todavía sueñan con su calificación a “play off”.
Cañeros, por ejemplo, solo hizo 3 puntos en la primera vuelta y en estos momentos tiene 4 y medio, para totalizar 7 y medio. Mayos, por su parte, alcanzó 4 en el giro inicial y hoy cuenta con otros 4 para hacer 8. Otro equipo con muchos problemas es Mexicali, con 4 y medio en la primera mitad y solo 3 en la segunda, para sumar 7 y medio. Si las cosas siguen como van, entre estos tres estarán los dos eliminados.
Sin embargo, aún no están totalmente descartados. Hay una tablita de salvación y a esta se aferrarán a lo largo de las cinco series que le restan al calendario regular.
Así que nada fácil, ninguna de estas dos series.
Tomateros, por su parte, enfrenta el nuevo compromiso con la tranquilidad que representa tener ya la calificación en el bolsillo; pero la meta inmediata es la de asegurar los puntos suficientes para iniciar postemporada en casa y la suprema el de culminar la temporada regular como el mejor en juegos ganados y perdidos.
Y de hecho ahí está de nuevo Culiacán, tras la limpia sobre Aguilas, en cerrada pelea con Naranjeros de Hermosillo.
Suerte pues.
= EN LOS OTROS FRENTES =
La acción del fin de semana se desarrollará así:
Naranjeros de Hermosillo, el líder de la segunda vuelta, se meterá a la casa de los Venados, allà en el puerto. Los dos, también, prácticamente en los “play offs”; pero igual, en búsqueda de asegurar la localía en el inicio de la repesca, el primero de enero que se avecina.
Charros de Jalisco estará en Ciudad Obregón, en un duelo de poder a poder. Charros todavía no está dentro y Yaquis es una aduana terrible. Hay que seguirlos de cerca.
Y en Mexicali, agarrón entre desesperados: Aguilas-Mayos de Navojoa.
Todo esto, cuando hay solo 14 partidos por disputarse y cuando las posiciones parecen definirse con claridad: Tomateros, seguido de Naranjeros y Venados, como los mejores tres, secundados por Yaquis y Charros. Y entre Aguilas, Cañeros y Mayos, los dos eliminados.
Se aceptan apuestas.
Y hasta aquí. Nos vamos ya, con nuestros deseos de siempre: que Dios los bendiga.
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